jueves, 18 de noviembre de 2010

Mi nueva fe

Debo confesar que a través de la experiencia con mi Sebastián, tengo una nueva perspectiva de la vida y por consiguiente de la religión. Cuando él se fue, como todos saben, mi mundo y todas mis creencias se vinieron abajo, me enojé mucho con Dios, no podía concebir al Dios que toda la vida me habían pintado, permitiendo que un bebé inocente sufriera tanto. Ni mucho menos que permitiera que su dolor fuera causado por personas sin el más mínimo rastro de conciencia, personas que su único interés es lucrar y lucrar con la vida! No entendía tampoco como Dios nada había hecho por mi hijo a pesar de nuestras plegarias.

La gente cuando Sebastián enfermó me decía que rezara (y solo Dios sabe cuánto recé...!), que se lo entregara a él (cosa que hice, con toda mi fe y con todo el amor de mi corazón) me decían que él lo iba a sanar (cosa que yo creí, y me aferré a esa creencia) y cuando finalmente murió me dijeron que había sido su voluntad (....) Alguien llegó a decirme que Dios sabía porque hacía las cosas, que mi hijo seguramente no era para mí. Qué MI hijo no era para MI?!?!? Increíble, no? ahora cuando lo escribo me parece más ridículo aún.

Tuvimos serios problemas existenciales y todo nos pareció una farsa. Fue una época larga, dura y muy, muy triste... nos encontramos, como ya varias veces, solos. Hundidos en el dolor más desgarrador y encima de eso…perdidos. 

Estoy segura que Dios (si, mi Dios) y Sebastián pusieron en nuestro camino al padre Julio. Qué hombre tan maravilloso! Con toda la paciencia y el amor posible tuvo la amabilidad de sentarse con nosotros a escuchar como acusábamos a Dios por todo lo que nosotros creíamos había hecho (mal) y no había hecho en absoluto (cuando debía). Hablamos ... no sé cuánto tiempo y cuando terminamos, él empezó a hablar y lo que dijo fue como una luz en la oscuridad, sus palabras son la razón por la cual hoy sigo creyendo en ese Dios que siempre imaginé, ese Dios de amor...

NO fue la voluntad de Dios que Sebastián muriera, la muerte NO es de Dios. La vida sí. Dios le dio la vida a Sebastián, como a todos nosotros, pero estamos en un cuerpo mortal, sometidos a las leyes de la vida, propensos a la enfermedad, a tantas cosas, incluso a la maldad humana. Dios no puede intervenir en nuestras vidas como nosotros creemos, si así fuera la vida sería un caos. Dios nos acompaña, es amigo fiel, lloraba con nosotros cuando nuestro hijo murió pero no puede intervenir de esa manera, de alguna forma tiene que dejar que la vida siga su curso…

Cada quien es responsable de lo que hace, nos tenemos que cuidar pero también debemos tratar de hacer lo mejor que podamos con nuestra vida y con las personas a nuestro alrededor, ya que Dios solo puede intervenir en nosotros mismos, de ahí que todos tenemos conciencia. La conciencia se adormece pero nunca desaparece, aunque en muchas ocasiones pareciera que sí… hay tanta maldad en este mundo. Y eso de que todo se paga en este mundo, es relativo… ya que hasta esas personas algún día se enfrentarán a su propia conciencia, porque Dios NO castiga. 

Fue tanto lo que hablamos y tanto lo que entendimos que ahora me parece difícil plasmarlo en palabras, pero una cosa si les digo, creemos en Dios, ya no profesamos ninguna religión porque a pesar de que lo hemos analizado mucho, no le encontramos sentido a un montón de protocolos a seguir. No ha sido fácil, las personas a nuestro alrededor no solo, no lo entienden sino que no lo aceptan. Claro, tendrían que experimentar el dolor de perder a un hijo para que sus creencias se tambalearan, como nos pasó a nosotros, para que el dolor los hiciera dudar o cuestionar algo que se nos ha inculcado desde niños pero que nunca en realidad habíamos tenido necesidad de encontrarle sentido, las cosas simplemente eran así.

Creo que a Dios no le importan esas cosas (las religiones), lo que a él le importa es que en nuestros corazones haya paz y el amor al prójimo. Que luchemos día a día por ser mejores, para estar bien con nosotros mismos y con las personas a nuestro alrededor. Mi nueva fe es la confianza de saber que no me encuentro sola, Dios está con nosotros, pero también la confianza, de que mientras yo haga el bien mi conciencia está tranquila y mientras tome una actitud positiva, las cosas saldrán positivas.

Gracias a la plática con el padre Julio pude entender que Dios nunca nos abandonó y que si bien la muerte no es de él, la vida eterna si, le pedí perdón por todo, y sé que él me perdonó, en su grandeza entiende que seguimos siendo humanos y que no entendemos muchas cosas, pero no importa porque el amor es grande y el día que yo muera se que él me abrirá las puertas de su casa en donde mi Sebastián estará esperándome y esa vez nunca nadie nos va a separar. Le voy a dar una eternidad de besitos y caricias que no pude darle en vida y seremos inmensamente felices por siempre y para siempre.

Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allí donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allí donde hay ofensa, ponga yo el perdón.
Que allí donde hay discordia, ponga yo la unión y armonía.
Que allí donde hay error, ponga yo la verdad.
Que allí donde hay duda, ponga yo la Fe.
Que allí donde hay desesperación, ponga yo la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, ponga yo la luz.
Que allí donde hay tristeza, ponga yo la alegría.

Oh Divino Maestro, que yo no busque tanto en ser consolado, como en consolar,
en ser comprendido, como en comprender,
en ser amado, como en amar.

Porque dando se recibe,
olvidándose uno se encuentra a sí mismo,
perdonando, se es perdonado,
muriendo es como se resucita a la vida eterna.
Amén


(San Francisco de Asís)

domingo, 7 de noviembre de 2010

Ser madre...

"A veces, ser madre es ver cara a cara a la muerte que aprisiona a tu hijo en sus garras. Presenciar impotente su lucha. Comprender, desolada, que ha salido vencido en el duelo. Y entonces, ser madre es sentir que el dolor, como fiera rabiosa, desgarra tu pecho. Es querer morir...¡Morir! ¡Morir! ¡Morir! Y de pronto ..., apretar los puños y...¡Seguir viviendo! Porque un hijo no se va del todo mientras que su madre lo sigua queriendo."

Sebastián ....te amo!

viernes, 29 de octubre de 2010

EL HILO NO ESTA ROTO el amor jamás desaparece

La muerte no es nada
Yo solo he pasado al cuarto de al lado
Yo soy yo, tu eres tu
Lo que éramos el uno para el otro lo seremos siempre
Llámame como siempre me has llamado
Háblame como siempre me has hablado
No utilices un tono diferente, no adquieras un tono solemne y triste
Sigue riendo con lo que nos hacía reír juntos
Reza, sonríe, piensa en mi, reza por mi
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre sin énfasis de ninguna clase sin ningún rastro de sombra
La vida significa lo que significó siempre
Ella es lo que siempre fue
El hilo no está roto
¿Por qué estar yo fuera de tu pensamiento?
¿Por estar simplemente fuera de tu vista?
Yo te espero, no estoy lejos justo al otro lado del camino
Cómo ves, todo está en su sitio

Henry Scott Holland (1847 – 1918)

jueves, 14 de octubre de 2010

¡Recuerda a tu hijo y no te avergüences de ello!

Mucha gente te ridiculizará si hay fotos de tu bebé muerto en tu casa, si sigues acudiendo a grupos de autoayuda o si lo recuerdas años después de su muerte. ¡Tu fidelidad a la memoria de tu hijo no es condenable! La verdad es que más de veinte años después de la muerte de Elvis Presley, toda una nación se detiene a recordarlo con vigilias a la luz de las velas en Graceland. El evento se transmite a todo el mundo en CNN y en cuanta estación de televisión existe. Es una práctica aceptada por millones de personas jóvenes y viejas.

Sin embargo, esta misma sociedad, mantiene a los padres en duelo dudando de su sanidad mental cuando recuerdan a alguien mucho más importante en sus vidas: su hijo. Recuerda a tu hijo. No permitas que otros determinen lo que está bien para ti. ¡Recuérdalo y no te avergüences de ello!

Traducido con autorización de M.I.S.S., por Carla Hoffmann en memoria de César (04/06/97), Josephine(09/03/97) y Carlota (12/02/98)

jueves, 7 de octubre de 2010

Ausente fisicamente, presente en todo lo hermoso de la vida...

Antes de Sebastián nunca me había tomado el tiempo de ver y admirar lo hermoso que es el cielo. Todos los días busco el pedacito de cielo que más me gusta, y allí busco la nubecita más linda, la que se ve más cómoda y me imagino que en ella, está mi Sebastián con sus amigos disfrutando del paraíso. En algún lugar leí que las alitas de los angelitos se forman de amor, entonces seguramente mi chiquito tiene unas enormes alas blancas con muchas, muchas plumas y cuando me lo imagino, una sonrisa invade mi rostro.

Hoy, después de varios días, volví a llorar, no por mucho tiempo y sin razón aparente; pero así es, de repente y cuando una menos lo espera, la ausencia física duele tanto… duele en el alma. Como dijera mi buena y muy querida amiga Kity: “así sabemos que existe el alma, porque duele muchísimo y no sabemos ni en donde”.

Yo intento seguir con mi vida, de la mejor manera posible, para mí y para los que están a mi alrededor. Pero no es fácil, porque ya no soy la misma y nunca más lo seré. Es el comienzo de una nueva vida, en la que primeramente voy recogiendo las partes de mi corazón para reconstruirlo, no totalmente porque eso ya no es posible, pero de alguna manera que todavía sea capaz de funcionar. Haciéndole un “chapús” como decimos en Guatemala. En cierta forma empiezo a aceptar que por más que lo quiera, no hay nada del pasado que pueda cambiar. Poco a poco dejo de darle mil vueltas en mi cabeza a todo lo que pudo haber sido distinto y mi mente ya no se empeña en atormentarme tan seguido como antes, mostrándome las imágenes tristes, las de dolor, las que más me duelen. Y empiezo a aceptar que estoy bien con mi presente, especialmente con la relación que tengo con mi hijito; ausente físicamente, pero presente en mi corazón y en todo lo hermoso de la vida.

No ha sido un camino fácil, está ya de más describir el impacto que tuvo la muerte de Sebastián en nuestras vidas. Ninguno de nosotros se imaginó que las cosas iban a terminar de esta manera y creo que todos en el fondo nos aferramos a nuestra fe. Pero las cosas no funcionan así, y aunque ahora lo vemos y lo entendemos en ese momento no lo hicimos. Las 3 personas más cercanas a Sebastián somos sin duda alguna Fernando, mi mamá y yo.

Los tres tenemos una relación tan especial y particular que aun en los momentos más difíciles, estuvimos juntos y nunca perdimos la esperanza, ni soltamos la mano del otro. Toda esta experiencia nos unió mucho más. Fernando y mi mamá no solo son mi más grande apoyo, sino mis mejores amigos y confidentes. Me acuerdo una noche de las tantas que velamos al chiquitín, mi mami dijo riéndose: “ay, con ustedes no duerme uno, pero sí que se ríe”.

Muchas veces le he dicho a mi mami lo mucho que le agradezco todo lo que hizo por nuestro hijo, y sé que las “gracias” están de más cuando las cosas se hacen por amor! y cuánto lo ama! pero entonces tal vez debería agradecerle tanto amor. Yo sé que para ella es doblemente difícil, no solo sufre por su nieto, sino también por mí. Por nosotros. Pero a pesar de tanto dolor, siempre estuvo y está allí, sé que llora cuando no la vemos, pero también sé que es una mujer muy fuerte, que no es el primer golpe duro que le da la vida, aunque tal vez si el más duro. Sé que juntos vamos a salir adelante.

Fernando siempre me decía, cuando hablamos de Sebastián, que somos muy “materialistas” porque necesitamos ver para sentir, y yo no lo entendía, me molestaba, me sentía realmente ofendida y me justificaba tras el hecho de que somos muy “humanos”, pero ahora, con el pasar del tiempo, lo veo y lo entiendo. Le doy la razón, es así: lo único que necesitamos es sentir para poder ver. Y cuando digo que lo amo cada día más es cierto, porque he aprendido a amarlo de otra forma, porque el amor no se alimenta de las cosas que podemos ver y tocar, sino de todo lo que llega al corazón. Y lo que llega al mío es tan fuerte, que incluso crece dentro de un corazón en pleno proceso de reconstrucción.

Gracias por estar conmigo siempre, por ser todo lo que son! Y bueno, si de dar gracias se trata….Uuuuf, esperen la próxima entrada! (hay tantas personas a quienes quiero agradecer… personas con un corazón grande y bondadoso que hicieron tanto por nosotros cuando más lo necesitábamos)

lunes, 13 de septiembre de 2010

La vida es mucho

Ya perdoné errores casi imperdonables, traté de sustituir personas insustituíbles y olvidar personas inolvidables.
Ya hice cosas por impulso, ya me decepcioné con personas cuando nunca pensé decepcionarme, mas también decepcioné a alguien.
Ya abracé para proteger,
Ya me reí cuando no podía,
Ya hice amigos eternos,
Ya amé y fui amado, pero también fui rechazado,
Ya fui amado y no supe amar,
Ya grite y salté de tanta felicidad, ya viví el amor e hice juramentos eternos, pero también "rompí la cara" muchas veces!
Ya lloré escuchando música y viendo fotos,
Ya llamé sólo para escuchar una voz, ya me enamoré por una sonrisa,
Ya pensé que iba a morir de tanta nostalgia y... tuve miedo de perder a alguien especial (y terminé perdiéndolo!) Pero sobreviví!
Y todavía vivo!
No paso por la vida...
y tú tampoco deberías sólo pasar... Vive!!!

Bueno es ir a la lucha con determinación, abrazar la vida y vivir con pasión, perder con clase y vencer con osadía, porque el mundo pertenece a quien se atreve y LA VIDA ES MUCHO para ser insignificante!

domingo, 5 de septiembre de 2010

Las fechas difíciles

Se vienen las fechas importantes de cada mes, esos dos días al mes que son tan difíciles para mí, para nosotros. El día que quisiera desaparecer y el día que espero, esperando que tu estuvieras aquí. Hoy, 5, es tu quinto “angelversario” mi amor, hace ya 5 meses dejabas esta vida para convertirte en el angelito que hoy ilumina mi vida y guía mis pasos.

Tengo tan presente el momento en el que tu corazoncito dejó de latir y diste un último suspiro, haciendo un tierno movimiento con tu manita. Me siento realmente agradecida con la vida por haberme permitido estar a tu lado en ese momento, saber que te fuiste en paz, estando en el mejor lugar posible, entre los brazos de tu mamá que tanto te ama. Me acuerdo como tu abuelita y tu papá corrieron a llamar al doctor, y cuando este llegó nos pidió esperar afuera. Me acuerdo que mientras te acostaba sobre la cama te di un beso, un beso de despedida tal vez. Me acuerdo que no tenía zapatos y que alguien me los puso al revés. Me acuerdo que salimos y todos lloraban ya, menos yo. Me acuerdo que todavía escuché tu llanto, llanto que hoy sé, fue producto de mi imaginación. Me acuerdo que entraban y salían doctores muy rápido, pero nadie nos miraba a los ojos, ni decían nada. Me acuerdo que pedí, con toda la fe de mi corazón, un milagro. Pero el milagro no llegó y no sé cuánto tiempo después, abrieron la maldita puerta de ese maldito lugar y entramos, los doctores no dijeron nada, solo bajaron la cabeza y te vimos, ya sin la sonda, sin el suero, sin nada. Durmiendo. Tu papá dijo ya llorando: “nooo” y yo le dije: “ espera, espera, espera”, ingenuamente pensé que en verdad solo estabas durmiendo.

Pasé alrededor de 8 horas contigo entre mis brazos, llorando todas las lágrimas de mi corazón, turnándonos con tu papá el poder abrazarte, olerte, besarte, hablarte, quería llenarme de ti, de manera que cuando tuviera que dejarte, no sintiera que ya no estabas. Y lo logré mi amor, hoy, como siempre… estás aquí conmigo.

Me acuerdo que te pedíamos una y mil veces “perdón”, por no haberte podido ayudar, por no haberte podido salvar. Tu vida no solo era nuestra prioridad sino también nuestra responsabilidad y de alguna forma te fallamos, porque aunque con tanto amor te concebimos, te esperamos y te recibimos, te llevamos a los lugares equivocados, con las personas equivocadas. Pero sin embargo, mientras yo te pedía perdón ,también los perdonaba a ellos. Hasta eso hiciste mi niño, me hiciste comprender, a través de tanto amor, que me he convertido en una mujer fuerte y humilde, capaz de perdonar, de seguir viviendo, eliminando todo rencor de mi corazón, corazón en el que solamente hay lugar para ti. Dicen que hay personas que vienen al mundo a aprender y otras a enseñar. Sin duda alguna, tú nos viniste a enseñar.

Después viene el día 8, este día lo celebro y lo celebraré siempre. Un 8 naciste y cada y el 8 de cada mes, naces de nuevo en mi corazón. Qué alegría poder recordar también todo lo lindo, todos los momentos compartidos juntos. Esos que nunca nadie me quitará. Esos que nos pertenecen. Estás presente en mi mente todo el tiempo. Cuando despierto en las mañanas, la más linda imagen tuya viene a mi mente. Es una imagen muy clara, hermosa, te veo en toda tu plenitud, transmitiéndome la misma felicidad que sentí el día que te vi por primera vez. Te repaso…tus ojitos, tu boquita, tus manitas, ….tu olor! Mi angelito olías a cielo! Y todavía lo puedo sentir. Entonces sonrío y me siento llena de amor, llena de ti………….. Un momento de paz que realmente no se puede describir en palabras. Ahora cumplirías 6 meses, y aunque no estás aquí te siento conmigo, desde el día en que naciste te convertiste en mi inspiración y le diste un sentido a mi vida. Y gracias a esto, hoy a pesar de todo, sigo aquí, más consciente del dolor ajeno y de lo que la vida significa y vale. 

Sé que no solo a mí duele, que no solo a mí me cuesta, a muchos de ustedes también, por diferentes razones. La vida no es un camino fácil, pero si uno posible si logramos sacar de lo malo, algo bueno, si tomamos una actitud positiva, si finalmente entendemos que la vida es solamente un suspiro y mientras nuestros corazones sigan latiendo, mientras estemos dispuestos a dar y recibir una mano amiga que brinde ayuda a través de los momentos difíciles, el sol seguirá brillando. Vale la pena seguir luchando, porque a pesar del dolor, sigue existiendo el amor.

Felíz angelversario y cumplemes mi chiquito adorado!
tu mamá

**“Ilumina a los demás, llénalos de amor, abraza, besa, comparte y ríe tal como lo harías conmigo; sólo viviendo me traerás a tu vida como el ser pleno, alegre, radiante y lleno de paz que ahora soy”** –Sebastián-
**(parte del texto de una linda carta de amor de un angelito a su mamá)

viernes, 27 de agosto de 2010

Desiderata (del latín que significa "cosas deseadas")

“Camina plácidamente entre el ruido y las prisas, y recuerda que la paz puede encontrarse en el silencio.
Mantén buenas relaciones con todos en tanto te sea posible, pero sin transigir.
Di tu verdad tranquila y claramente; Y escucha a los demás, incluso al torpe y al ignorante. Ellos también tienen su historia.
Evita las personas ruidosas y agresivas, pues son vejaciones para el espíritu.
Si te comparas con los demás, puedes volverte vanidoso y amargado porque siempre habrá personas más grandes o más pequeñas que tú.
Disfruta de tus logros, así como de tus planes.
Interésate en tu propia carrera, por muy humilde que sea; es un verdadero tesoro en las cambiantes vicisitudes del tiempo.
Sé cauto en tus negocios, porque el mundo está lleno de engaños.
Pero no por esto te ciegues a la virtud que puedas encontrar; mucha gente lucha por altos ideales y en todas partes la vida está llena de heroísmo.
Sé tu mismo. Especialmente no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto al amor,
porque frente a toda aridez y desencanto, el amor es tan perenne como la hierba.
Acepta con cariño el consejo de los años, renunciando con elegancia a las cosas de juventud.
Nutre la fuerza de tu espíritu para que te proteja en la inesperada desgracia,
pero no te angusties con fantasías. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.
Más allá de una sana disciplina, sé amable contigo mismo. Eres una criatura del universo, al igual que los árboles y las estrellas; tienes derecho a estar aquí.
Y, te resulte o no evidente, sin duda el universo se desenvuelve como debe.
Por lo tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier modo que Le concibas,
y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantente en paz con tu alma
en la ruidosa confusión de la vida. Aún con todas sus farsas, cargas y sueños rotos, éste sigue siendo un hermoso mundo.
Ten cuidado y esfuérzate en ser feliz”.

Max Ehrmann


P.D Felíz cumpleaños al hombre más maravilloso del mundo... mi Fernando! al que llena mi vida de alegría y mi corazón de mucho amor! al que me dió el regalo más maravilloso: nuestro hijo. A mi mejor amigo y confidente. Gracias por todo. Te amo mi Feroz. Sin duda alguna sos mi alma gemela.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Puedo elegir la paz

A menudo los demás son irrazonables, ilógicos y egoístas;
PERDÓNALES, DE TODOS MODOS.

Si eres bondadoso, quizás los demás te acusen de tener motivos egoístas;
SE BONDADOSO DE TODOS MODOS.

Si tienes éxito, te ganarás algunos falsos amigos y algunos verdaderos enemigos;
TEN EXITO DE TODOS MODOS.

Si eres honrado y franco, los demás puede que te engañen;
SE HONRADO Y FRANCO DE TODOS MODOS.

Lo que tardas años en construir, alguien lo puede destruir de la noche a la mañana;
CONSTRUYE DE TODOS MODOS!!!!!!

Si hallas la serenidad y la felicidad, puede que los demás sientan celos;
SE FELIZ DE TODOS MODOS.

El bien que haces hoy, a menudo los demás lo olvidarán mañana;
HAZ EL BIEN DE TODOS MODOS.

Da al mundo lo mejor que tienes, y quizá nunca será suficiente;
DA AL MUNDO LO MEJOR QUE TIENES DE TODOS MODOS.

AL FINAL, TODO ES ENTRE TU Y DIOS;
NUNCA HA SIDO ENTRE TU Y ELLOS, DE TODOS MODOS


Madre Teresa de Calcuta


Hoy quería compartir con ustedes estos dos textos tan lindos que encontré hace tiempo. A mí me han servido mucho… espero a ustedes también.
Un abrazo fuerte.

Un lindo texto de la madre Teresa de Calcuta

¿Cuál es el día más bello? … Hoy.
¿Cuál es la cosa más fácil? … Equivocarse.
¿Cuál es el obstáculo más grande? .. El miedo.
¿Cuál es el mayor error? … Abandonarse.
¿Cuál es la raíz de todos los males? … El egoísmo
¿Cuál es la distracción más bella? … El trabajo.
¿Cuál es la peor derrota? … El desaliento.
¿Quiénes son los mejores profesores? … Los niños.
¿Cuál es la primera necesidad? … Comunicarse.
¿Qué es lo que hace más feliz? … Ser útil a los demás.
¿Cuál es el misterio más grande? … La muerte.
¿Cuál es el peor defecto? … El mal humor.
¿Cuál es la persona más peligrosa? … La mentirosa.
¿Cuál es el sentimiento más ruin? … El rencor.
¿Qué es lo más imprescindible? … El hogar.
¿Cuál es la ruta más rápida? … El camino recto.
¿Cuál es el regalo más bello? … El perdón.
¿Cuál es la sensación más grande? … La paz interior.
¿Cuál es el resguardo más eficaz? … El optimismo.
¿Cuál es la mayor satisfacción? … El deber cumplido.
¿Cuál es la fuerza más potente del mundo? … La fe.
¿Quiénes son las personas más necesarias? … Los padres.
¿Cuál es la cosa más bella de todas? … El amor.

Dijo la madre Teresa: "Voy a pasar por la vida una sola vez, cualquier cosa buena que yo pueda hacer o alguna amabilidad que pueda hacer a algún humano, debo hacerlo ahora, porque no pasaré de nuevo por ahí…"
 

jueves, 19 de agosto de 2010

No se debe juzgar lo que no se conoce.

La semana pasada fui a visitar a una amiga muy querida a quien no puedo ver muy seguido, pero a quien quiero mucho. Hablamos de todo un poco, porque eso es lo que uno hace cuando no se tiene mucho tiempo, pero si mucho que decir. Por esa conversación y por las últimas noticias que les traigo, creo que hoy empezaré esta entrada diciendo que me siento avergonzada, arrepentida y que pido perdón de corazón por todas las veces que, como muchos, he juzgado, o he asumido cosas, basándome únicamente en cómo yo las percibo, también me he dejado influencia por lo que “terceros” piensan, opinan o dicen sin saber o conocer la historia verdadera, el sentir de los implicados, ni mucho menos sus razones, etc. Claro, nunca he juzgado ni juzgaría situaciones tan delicadas como esta que hoy les vengo a contar, pero de todo hay en esta vida amigos. Como sea…nunca más lo volveré a hacer.

El día que enterramos a Sebastián, el sol brillaba hermoso, el aire tenía un aroma tibia a tierra fresca y húmeda, los pajaritos cantaban, las nubes parecían bolitas de algodón y estaban tan cerca que daba la impresión, que si uno estiraba su brazo, podría tocarlas. Era un día hermoso. Me acuerdo que me sentí molesta y pensé: Qué ironía! cómo es posible que cuando mi corazón más triste está, el día esté tan feliz?!?

Mis recuerdos de ese día son vagos… parecía que flotaba a través de las callecitas angostas del cementerio mientras cargaba junto con Fernando esa cajita blanca, donde iba el más grande amor de mi vida. No recuerdo exactamente que dijeron las personas que dijeron algo, Fernando habló de lo especial que era Sebastián y de cómo había venido a cambiar nuestras vidas, entonces cuando se entrecortó la voz... de repente empezó a decir una oración que nos enseñaron de pequeños en el grupo de boys scout (si, desde ese entonces nos conocemos, hace …18, 20 años? ya ni sé…) – “Señor, enséñame a ser generoso, a servirte como lo mereces, a dar sin medida, a combatir sin miedo a que me hieran, a trabajar sin descanso y a no buscar más recompensa, que saber que hago tu voluntad. Amén”- pobre Fernando, no puedo imaginarme en qué estado emocional se encontraba para haber buscado entre sus recuerdos esta oración que nada tiene que ver con nuestro hijo, pero al mismo tiempo tiene todo que ver con él. Le agradezco tanto que haya dicho algo, yo por el contrario, no pude articular palabra alguna. Aún no estaba consciente de que mi hijito se había ido y de todo lo que esto representaba. Creo que ni hoy he llegado a ese nivel de conciencia.

Cuando todos se fueron, Fernando y yo nos quedamos sentados allí, por largo tiempo, no hablamos, pero tampoco lloramos. Yo pensaba en que mi hijo, el más grande amor de mi vida, mi bebé, se iba a quedar solo en ese lugar y de repente el día que tanto odié temprano en la mañana, empezó a reconfortarme y lo entendí: “Claro! Sebastián no se va a quedar aquí. El cielo está de fiesta, le están dando la bienvenida a mi angelito!” Qué maravilloso regalo! Me llenó de mucha paz y tranquilidad. Ese día todavía pudimos ir a la casa de mi abuelito porque era su cumpleaños. Sí, el día de su cumpleaños enterró a su primer bisnieto. Y es que Sebastián era nuestro primer hijo, el primer nieto de todos los abuelos, el primer sobrino de todos los tíos, el primer bisnieto de todos los bisabuelos. El número 1, como siempre le digo.

Mi Sebastián se fue hace exactamente 4 meses y 2 semanas. Lo tengo tan presente y es que dentro de mí hay un calendario interno en donde cada día que pasa marco una “x” de recuerdos sobre la herida de mi corazón, recordándome que los días pasan, pero el tiempo se detuvo el día que él dejo de respirar. Hago mi mejor esfuerzo por recordarme a diario que sigo viva y que la única manera de traerlo a él a la vida, es viviéndola yo misma.

Pocos conocen, saben y entienden de esta lucha interna. Solamente aquellos que lo han vivido en carne propia o los que verdaderamente nos quieren pueden entender lo que uno siente. Para mí y para mi familia, no es solamente la lucha normal, parte del difícil y lento proceso del “duelo” que tan importante es para todos, sino también la más difícil e injusta lucha por no caer ante todos los comentarios tan hirientes de esas personas que sin siquiera haber conocido a Sebastián, su historia, su lucha, y sin conocernos a nosotros, sin saber que vivimos, que sentimos, lo que sufrimos… nos juzgan! Quién les da el derecho de hacer esto? nos hacen ver y parecer como mentirosos, como personas tratando de hacer el mal! Por Dios que le pasa a este mundo?! Nuestro muy amado Sebastián se fue, que nadie puede ver nuestro dolor? Si bien es cierto que también estamos rodeados de personas maravillosas que nos apoyan de corazón, que nos llenan de amor, de buenas vibras y que gracias a Dios son las que nos ayudan a salir adelante. No falta esta gente malvada, porque eso es lo que son, que nos hieren y atacan sin saber cómo se dieron las cosas en verdad. Acaso a nadie le importa que a pesar de que Sebastián nació en perfectas condiciones, y que a causa de la incompetencia, falta de higiene y de ética de ciertas personas, además de la codicia e incluso de la avaricia de otras personas que estaban a cargo de las primeras, se le haya privado de la vida?! Y es que no hablo de errores humanos, porque esos todos los cometemos, y se perdonan, sino de hechos que conscientemente se cometieron con el único objetivo de no perder el “supuesto” prestigio.

A todas esas personas, que tanto nos lastiman, y que ni siquiera nos lo dicen en la cara, sino llaman anónimamente o les dicen a terceros. A todos ellos que nos llaman “mentirosos”, a los que dicen que queremos “desprestigiar” a los involucrados, a los que dicen que la denuncia se puso por “dinero” los invito a que se acerquen al Ministerio Público, el caso está abierto para todos. Que conozcan a Sebastián y la lucha tan admirable que llevó a cabo, que se enteren de que fue exactamente lo que pasó, que evalúen los hechos a través de las pruebas, que entonces determinen si hay necesidad de “desprestigiar” a alguien o si las cosas caen por su propio peso y ante todo que pregunten exactamente qué es lo que pedimos.

“Nunca pedimos, ni aceptamos una conciliación económica, no pretendemos perjudicar a nadie, no queremos mandar a nadie a la cárcel aunque se establezcan responsabilidades directas e indirectas sobre las personas involucradas. Lo único que buscamos es JUSITICIA, que se reconozca lo que pasó y que las cosas cambien, que se comprometan públicamente a hacer las cosas como se deben hacer! Una serie de condiciones que NUNCA nos van a devolver a Sebastián, pero que tal vez le puedan salvar la vida a su hijo, nieto, sobrino… a un bebé en su familia y cuando esto pase… espero entiendan que: no se debe juzgar lo que no se conoce

miércoles, 18 de agosto de 2010

Pacto de amor entre ángeles...

Había una vez un Ángel, que sabía que era todo Luz, que era un Ser Divino.

Siempre estaba rodeado por el infinito amor de Dios. Todos los seres que estaban con él, eran grandiosos y magníficos. Cada uno era una parte luminosa y vibrante del Todo.

Nuestro Ángel vivía en el Absoluto, fuera de la dualidad, de lo relativo. Todo a su alrededor era paz y armonía, belleza y bienestar. Vibraba en la más alta esfera del Puro Amor.

Así, nuestro pequeño Ángel, era como una vela encendida en el sol. En medio de la más grandiosa luz (de la que formaba parte), no podía verse ni experimentarse a sí mismo. No podía sentir quién y qué realmente era.

Por eso, Dios con su sabiduría se le acercó y le dijo:

- “Sabes querido Ángel, qué deberías hacer para satisfacer ese anhelo tuyo?”
-“¿Qué, Dios Mío, dime qué debo hacer?”- preguntó el Angelito.
- “Debes separarte del resto de nosotros - respondió Dios - y luego debes surgir por ti mismo en La Oscuridad”
- “¿Qué es la Oscuridad, Padre? - preguntó otra vez el Angelito.
- “Lo que tú No Eres” - respondió Dios.
- “¿Pero, cómo haré para experimentarla?” - nuevamente preguntó el Ángel.
- “Deberás viajar al mundo de la materia, y ahí experimentarás envidia, egoísmo, traición, dolor, y muchas emociones más de esa índole. Serás lo que no eres, pero dentro de ti siempre habrá un impulso para volver a Mí. En ese camino experimentarás la Oscuridad, deseando siempre volver a la Luz. Y Yo como vivo en ti, disfrutaré de tu viaje, recreando y recorriendo una vez más la Gloria de MI SER a través tuyo. Tú voluntad no será la Mía, pues ejercerás el libre albedrío, y experimentarás muchas y variadas emociones. Recuerda que nunca Mi voluntad será la tuya, tú deberás elegir, manifestarte y crear, tú podrás sentir la maravillosa sensación de Vivir. Serás Divinidad Absoluta experimentándose a sí misma. Y al final del camino te estaré esperando como siempre” - contestó Dios, amorosamente.

El Ángel escuchaba maravillado. Nacía en él un intenso deseo de comenzar el Viaje. El Viaje Infinito hacia la Luz.
- “¿Qué aspecto de la Oscuridad deseas experimentar primero?” - preguntó Dios.
- “¿Puedo elegir uno?” - respondió el Ángel.
- “El que desees” - afirmó Dios.
- “Entonces elijo el Dolor. Experimentar el dolor más intenso en todo mi Ser”

Esto lógicamente provocó un pequeño problema, pues para que nuestro Ángel experimentara el dolor debería por lo menos haber otro Angelito, otro Ser Divino que se lo causara. Y todo lo creado por Dios es perfección y amor.

El Ángel miró a su alrededor, y no había nadie capaz de hacer tal cosa. No había ningún Alma menos perfecta, menos maravillosa que él.

Sin embargo, entre los muchos Angelitos que escuchaban esta conversación, uno se acercó sonriente y le dijo:
- “Yo te ayudaré a que sientas el dolor más profundo que pueda experimentar tú Ser”
- “¿Por qué deseas hacer esto?” - preguntó nuestro Ángel, que no podía comprender como un ser tan perfecto, deseaba disminuir su vibración al nivel de causar dolor, una emoción de la Oscuridad.
- “Muy simple – dijo el Ángel Bondadoso - lo haré porque te amo. Además, tú has hecho lo mismo por mí”
- “¿Lo hice?” - preguntó el Ángel.
- “Por supuesto. ¿No lo recuerdas? Hemos sido Todo de Eso, tú y yo. Hemos sido el Arriba y el Abajo y la Izquierda y la Derecha. Hemos sido el Aquí y el Allí, el Ahora y el Entonces. Hemos sido lo Grande y lo Pequeño, el Hombre y la Mujer. Todos hemos sido el Todo de Eso. Lo hicimos por acuerdo, para que cada uno de nosotros pudiera experimentarse a sí mismo como La Parte Suprema de Dios, porque comprendimos que…
En ausencia de eso que No Eres (la oscuridad), Eso Que Eres (la Luz), No es.
En ausencia del frío no puedes sentir calor. En ausencia del dolor no puedes ser feliz, sin eso que llaman mal, la experiencia que llaman bien no puede existir.
Si eliges ser una cosa, algo o alguien opuesto a eso tiene que mostrarse en algún lugar en tu universo para hacerlo posible. A eso le llaman Dualidad.
Este ciclo lo hemos hecho y lo estaremos haciendo eternamente. Pero nunca será igual. Similar quizá. Siempre estaremos recreándonos junto al Padre. Ahora, que has nacido nuevamente a un nuevo ciclo de Vida, lo has olvidado todo, para poder disfrutar una vez más de la Eterna Verdad” - comentaba cariñosamente el Ángel Bondadoso.

Nuestro Angelito lo escuchaba sorprendido y ansioso, sin entender demasiado.
- “Pero antes te pediré una cosa a cambio” - dijo el Ángel Bondadoso.
- “¡Cualquier cosa! ¡Cualquier cosa!” - respondió nuestro Ángel, entusiasmado al saber, que pronto podría experimentar el dolor.
- “En el momento en que Yo te produzca el dolor más intenso que haya sentido tu Ser, por favor recuerda Quien Soy Yo Realmente y Quien Eres Tú” - solicitó amorosamente el Ángel Bondadoso.
- “¡Oh, no lo olvidaré! - prometió nuestro Ángel - Te veré en la Perfección Divina en la que te tengo ahora, y recordaré Quien Soy. Siempre tendré presente este pacto de Ángeles. Nunca olvidaré que la única forma de recrear la Luz es experimentando primero la Oscuridad. Gracias querido Ángel por tú servicio”
- “¡Qué así sea!”- afirmó el Ángel Bondadoso.

Y así fue. En un planeta y en un tiempo, en el mundo de la materia, nuestro Angelito se convirtió en madre y el Ángel Bondadoso en su hijo. Ambos se amaban profundamente, casi como recordando su esencia Divina. La vida era hermosa para ellos. Su relación era un canto al Amor. Pasó cierto tiempo, ambos se comprendían y ayudaban, hasta que un día, un oscuro día, ese hijo (nuestro Ángel Bondadoso) repentinamente murió. Feliz por haber cumplido con la promesa, se desprendió de su cuerpo físico volviendo a desplegar sus alas.

Mientras tanto, nuestro Angelito (la mamá ahora), experimentaba el dolor más intenso que había soportado su ser.

Expectante, el hijo desde el cielo esperaba que su mamá recordara el pacto que habían hecho. Pero no. El tiempo pasaba y la mamá sufría intensamente. Su cuerpo y su espíritu estaban desgarrados. Su dolor era profundo y persistente. No tenía consuelo. No recordaba el Pacto de Ángeles.

Fue así, como el Ángel Bondadoso, no soportando más el calvario del Angelito, decidió comunicarse con otro Ángel que estaba en ese mismo planeta, y le pidió que escribiera una historia. – Esta Historia - . Donde narrara toda la verdad de lo sucedido, y luego se la leyera a su mamá, para ayudarla a recordar Quien era Ella y porque sentía dolor. Y eso es lo que estoy haciendo ahora. Y lo que seguiré haciendo hasta que todos aquellos que han olvidado, recuerden los pactos que han hecho.

Me cuentan las voces del futuro que después de leer muchas veces esta historia, todos los Angelitos que habían pactado sentir dolor, recordaron. Pudieron almacenar en su memoria espiritual el dolor, y de esa forma disfrutar la felicidad y la alegría más plena del Amor.

Nuestra mamá y su hijo, separados físicamente ahora, volvieron a sonreír y a sentirse bien.

Cuentan además, que tras leer esta narración, muchos, muchos Ángeles comenzaron a recordar todos los pactos que habían hecho entre ellos. Y en ese planeta, chiquito, cuyo nombre se me pierde, hubo más Perdón, Comprensión, Solidaridad, Compasión, Ayuda, Felicidad, Alegría…. en fin más AMOR, mucho, muchísimo más AMOR.

Anónimo.

(Toda mi gratitud a esa persona que me contó tan maravillosa historia)

El amor de una madre

El amor de una madre por un hijo es un sentimiento que se va formando desde que empezamos a tener conciencia de que somos mujeres, y que las mujeres traemos hijos al mundo. Desde pequeñas jugamos a las muñecas, jugamos a ser “mamás”, sin entender todavía todo lo que esta palabra representa y mientras vamos creciendo este sentimiento, que todavía no es amor,  y que a este punto, en realidad es solamente una sensación, se va alimentando de todo lo maravilloso que la maternidad representa.  Ser mamá es el sueño de toda mujer. 

Cuando sabemos que estamos embarazadas, empieza una nueva aventura, llena de muchas emociones y sensaciones tales como felicidad, ilusión, esperanza, así como también mucha responsabilidad e incluso miedo. Todo esto culmina con la bendición de ver a tu hijo por primera vez, tenerlo entre tus brazos, abrazarlo, besarlo, te hacen simplemente amarlo! Y es así cuando por obra de Dios, de la naturaleza y de cuantas fuerzas estén involucradas en nuestros destinos, nace el verdadero y maravilloso amor de una madre por su hijo. Y al mismo tiempo el amor de un hijo por su madre. Que de igual manera tiene su proceso, que empieza desde el momento en el que es concebido. 

Nadie entiende, entonces, las razones cuando perdemos un hijo. Y es que no hay razón alguna digna de justificar un hecho tan cruel. Ni la enfermedad, ni el azar, ni la maldad. Ni siquiera la voluntad de Dios.  El dolor y la desesperación que uno siente es tan grande y la experiencia es sin duda alguna lo más duro que uno pueda vivir que si no fuera porque hoy, yo, sigo aquí  y escribo estas líneas, juraría que es simplemente insoportable y que es imposible que alguien que haya pasado por esto, sea capaz de seguir viviendo.

Siempre quise ser mamá y sinceramente pensé que nunca lo sería. Algo me decía que yo nunca iba a poder tener hijos, a pesar de que conmigo no hay nada malo, yo le repetía a Fernando, mi esposo, que no me podía imaginar con un bebé dentro de mí, era como un sueño inalcanzable, a pesar de que era lo que yo, en realidad,  mas quería en el mundo. Así que cuando supe que estaba embarazada simplemente no lo podía creer. Estaba inmensamente felíz. Mi embarazo fue sin duda alguna la época más linda de mi vida, y sé que la de Fernando también, no porque me lo haya dicho, sino porque lo pude sentir. Fuimos inmensamente felices cuando nuestro Sebastián nació. Si, “nuestro” Sebastián. El era todo lo lindo y maravilloso de este mundo, era un sueño hecho realidad. Era tan especial, yo sé que todas las mamás cuando nos referimos a nuestros hijos decimos esto, y es cierto, todos los bebés son especiales, pero él era particularmente especial. Pesó 5 lbs. y 8 onzas y midió 47 cms. Era pequeñito  pero desde el primer día vimos que era más fuerte de lo que aparentaba, y si que lo demostró. En sus 28 días de vida en la tierra  (porque vivió 9 meses dentro de mí) no hizo más que luchar por su vida y lo hizo de una manera tan admirable, que cambió la vida de muchos, para bien, y principalmente cambió la mía. Es como que estoy yo antes de él y después de él. La mujer antes de Sebastián desapareció el día en que supimos que el venía en camino y la nueva nació junto con él. Sebastián sacó lo mejor de mí.

El día que Sebastián murió, lloré amargamente por muchas horas, me pregunté un millón de veces “porqué?”  y pensé sinceramente que mi vida ya no tenía sentido, que yo  sin él, no iba a poder vivir. No quería vivir. Esa noche frente a su cajita blanca, sentí en mi pecho el verdadero dolor de la tristeza, porque si existe, y  de repente sin saber exactamente por qué me dí cuenta que tenía dos opciones. La primera y la más fácil: hundirme en el dolor, la pena, la desesperación, la rabia, el enojo y seguir viviendo esperando morir. Pero esta opción no era factible ya que a pesar de todo el dolor, mi corazón está lleno de Sebastián y él es todo amor y felicidad. Con todo mi ser lleno de Sebastián no hay lugar para malos sentimientos. La otra era tomar la mejor actitud posible, tratar de seguir adelante, vivir bien, plena y tranquilamente, luchar por ser feliz para que el día que me llegara la hora pudiera irme en paz con todos y derechito a ese lugar maravilloso en donde Sebastián va a estar esperando por mí.. 
Entonces pedí papel y lapicero y empecé a escribir….

“Mi muy amado Sebastián, hoy dejaste esta vida estando entre mis brazos… y aunque esto suene doloroso, doy gracias a Dios que así fue ya que puedes tener la plena seguridad de que estabas con la persona, que al igual que tu papá, más te quiso durante tu corta pero maravillosa vida.  Digo “maravillosa” porque aunque aparentemente fue una vida llena de sufrimiento tanto para ti como para nosotros, hoy, a esta hora, te puedo decir con toda sinceridad y desde el fondo de mi corazón que tu llegada a nuestra vida ha sido lo más maravilloso y especial que nos ha pasado, llenaste todo nuestro ser con muchísima felicidad, mi corazón se siente lleno de amor, de amor por ti, y cada segundo de vida compartido fue tiempo valiosísimo que compensa todo el dolor de que te hayas ido… estoy segura de que tu también fuiste feliz porque aunque no entendías palabras, sentías el amor que te tenemos y sabías también que eras y siempre serás nuestro mas grande y preciado tesoro. 
Los momentos difíciles también están presentes, cada llanto de dolor era para mí como un cuchillo desgarrándome el corazón, hubiera dado mi vida por ti papito, hubiera dado lo que fuera por evitarte cualquier tipo de dolor, pero no pude… aunque si hice todo lo que pude  por hacértelo lo mas llevadero posible. Fuiste demasiado valiente, luchaste por tu vida hasta el final y yo te admiro y a la vez te agradezco por esto …
Cumpliste tu misión papito lindo, cambiaste mi vida y la forma de ver a ésta, hoy ya no siento la rabia ni la desesperación que sentí en el momento que nos dejaste, no, al contrario, me siento tan pero tan llena de amor, de ternura, de todos los mas lindos y buenos sentimientos que una persona puede sentir, y esto es gracias a ti, me siento llena de ti…
La tristeza esta presente, tal vez es el precio de tan valiosa experiencia, pero como te repito, estoy casi convencida de que tu misión en esta vida, aparte de hacernos inmensamente felices, era el hacerme más fuerte, porque sabías que soy demasiado débil, sabías que vivo con miedo a todo, miedo al que dirán, miedo al que va a pasar, a lo que “puede” pasar, miedo al futuro, miedo incluso al presente.. y tu querías que yo aprendiera a valorar, respetar y aceptar las cosas de la vida, el destino sobre el cual no tenemos control. Hoy Sebastián, no tengo más miedo, lo peor que pudo haberme pasado, ya pasó y lo más maravilloso es que toda esta difícil y dolorosa experiencia es al mismo tiempo, como te explicaba antes,  la mas hermosa vivida ya que nos queda el más dulce recuerdo de tu paso por nuestras vidas, tu carita, tus manitas, todos tus gestos, tu olor, todo lo que despertaste en nosotros, todo tu papito..  vale más que todo el dolor, si.. todo el dolor que hoy siento valió la pena el haberte conocido, el haber tenido la oportunidad  y la dicha de tenerte entre mis brazos, de darte miles y millones de besitos, de repetirte una y otra vez  cuanto te quise, cuanto te quiero y lo feliz que me haces. Gracias mi Sebastián precioso,  me siento inmensamente bendecida porque eres alguien sumamente especial, tanto que no eras para este mundo terrenal, ahora lo comprendo, eras en realidad un angelito enviado por Dios con una misión para mí, para nosotros. 
No está de más, mi amor, recordarte, porque se que en varias ocasiones te lo dije, que te esperaba desde antes que siquiera fueras concebido, que te soñaba sin conocerte, que el día en que naciste fui la persona mas feliz sobre la tierra, que me siento orgullosísima de ti y de todas las batallas que libraste y la forma en que lo hiciste.
Hoy te prometo que tu vida y tu muerte no serán en vano, te prometo que voy a cambiar, me inspiraste para ser una mejor persona y voy a ayudar a cuantos pueda  por ti y en tu nombre y recuerdo. Gracias mi amor lindo, gracias por dejarnos conocerte y disfrutarte mientras se pudo, perdónanos todo el dolor que no te pudimos evitar, pero sabe por favor que nuestra única intención y mas grande deseo era poder alargar tu vida junto a nosotros cuando todavía no sabíamos que solo venías de paso con una misión y mucho amor para nosotros. 
Prometemos mantenernos unidos como familia, también en tu nombre mi angelito y te juramos que jamás te olvidaremos, al contrario cada día estarás presente en todo porque sabemos que aunque físicamente ya no estés con nosotros, tu espíritu vuela a nuestro alrededor en la forma de un angelito sonriéndonos, cuidándonos, acompañándonos siempre con tus dos alitas moviéndose detrás de ti… 
Fuiste y serás siempre inmensamente querido por todos, deseado, esperado y ahora extrañado por todos nosotros, pero la huella que dejaste dentro de nosotros, es por lo menos para mi, lo mas bello que he tenido. Te quiero muchísimo, te amo, te adoro con todito mi ser y mi corazón, gracias mi nene lindo, gracias por haber existido. Tu papá también te re adora, tu abuelita, tus tíos y bueno… tu sabes mejor que yo todo lo que sienten por tí, porque siendo un angelito todo lo sabes, todo lo conoces… Miles de besos eternamente papito lindo de mi corazón, Hasta que nos volvamos a encontrar…. Tu mamá “  

Y así fue como me despedí de Sebastián y sé que él se fue en paz. No digo que después de esto todo fue fácil, al contrario, nada es fácil, y a veces siento que no tengo fuerzas y que no puedo más, pero como en cualquier recuperación, intento tomar la vida “día a día”, “paso a paso”.  Ahora a mi me queda cumplir mis promesas, promesas hechas por amor a un ser hermoso y parte de esas promesas son estas líneas que hoy escribo,  con la intención de ayudar a sanar. Una tía mía muy querida me dijo hace muchos años: “Para poder ayudar a los demás de primero tienes que estar bien tú” . Quiero estar mejor, por Sebastián antes que todo, sé que es lo que él quiere, por mi familia y para poder ayudar a quienes necesiten ser ayudados y a quienes en mi experiencia encuentren consuelo, o simplemente sepan que no están solos y que la vida a pesar de todo sigue siendo hermosa, continúa… y nosotros continuamos con ella.