miércoles, 18 de agosto de 2010

El amor de una madre

El amor de una madre por un hijo es un sentimiento que se va formando desde que empezamos a tener conciencia de que somos mujeres, y que las mujeres traemos hijos al mundo. Desde pequeñas jugamos a las muñecas, jugamos a ser “mamás”, sin entender todavía todo lo que esta palabra representa y mientras vamos creciendo este sentimiento, que todavía no es amor,  y que a este punto, en realidad es solamente una sensación, se va alimentando de todo lo maravilloso que la maternidad representa.  Ser mamá es el sueño de toda mujer. 

Cuando sabemos que estamos embarazadas, empieza una nueva aventura, llena de muchas emociones y sensaciones tales como felicidad, ilusión, esperanza, así como también mucha responsabilidad e incluso miedo. Todo esto culmina con la bendición de ver a tu hijo por primera vez, tenerlo entre tus brazos, abrazarlo, besarlo, te hacen simplemente amarlo! Y es así cuando por obra de Dios, de la naturaleza y de cuantas fuerzas estén involucradas en nuestros destinos, nace el verdadero y maravilloso amor de una madre por su hijo. Y al mismo tiempo el amor de un hijo por su madre. Que de igual manera tiene su proceso, que empieza desde el momento en el que es concebido. 

Nadie entiende, entonces, las razones cuando perdemos un hijo. Y es que no hay razón alguna digna de justificar un hecho tan cruel. Ni la enfermedad, ni el azar, ni la maldad. Ni siquiera la voluntad de Dios.  El dolor y la desesperación que uno siente es tan grande y la experiencia es sin duda alguna lo más duro que uno pueda vivir que si no fuera porque hoy, yo, sigo aquí  y escribo estas líneas, juraría que es simplemente insoportable y que es imposible que alguien que haya pasado por esto, sea capaz de seguir viviendo.

Siempre quise ser mamá y sinceramente pensé que nunca lo sería. Algo me decía que yo nunca iba a poder tener hijos, a pesar de que conmigo no hay nada malo, yo le repetía a Fernando, mi esposo, que no me podía imaginar con un bebé dentro de mí, era como un sueño inalcanzable, a pesar de que era lo que yo, en realidad,  mas quería en el mundo. Así que cuando supe que estaba embarazada simplemente no lo podía creer. Estaba inmensamente felíz. Mi embarazo fue sin duda alguna la época más linda de mi vida, y sé que la de Fernando también, no porque me lo haya dicho, sino porque lo pude sentir. Fuimos inmensamente felices cuando nuestro Sebastián nació. Si, “nuestro” Sebastián. El era todo lo lindo y maravilloso de este mundo, era un sueño hecho realidad. Era tan especial, yo sé que todas las mamás cuando nos referimos a nuestros hijos decimos esto, y es cierto, todos los bebés son especiales, pero él era particularmente especial. Pesó 5 lbs. y 8 onzas y midió 47 cms. Era pequeñito  pero desde el primer día vimos que era más fuerte de lo que aparentaba, y si que lo demostró. En sus 28 días de vida en la tierra  (porque vivió 9 meses dentro de mí) no hizo más que luchar por su vida y lo hizo de una manera tan admirable, que cambió la vida de muchos, para bien, y principalmente cambió la mía. Es como que estoy yo antes de él y después de él. La mujer antes de Sebastián desapareció el día en que supimos que el venía en camino y la nueva nació junto con él. Sebastián sacó lo mejor de mí.

El día que Sebastián murió, lloré amargamente por muchas horas, me pregunté un millón de veces “porqué?”  y pensé sinceramente que mi vida ya no tenía sentido, que yo  sin él, no iba a poder vivir. No quería vivir. Esa noche frente a su cajita blanca, sentí en mi pecho el verdadero dolor de la tristeza, porque si existe, y  de repente sin saber exactamente por qué me dí cuenta que tenía dos opciones. La primera y la más fácil: hundirme en el dolor, la pena, la desesperación, la rabia, el enojo y seguir viviendo esperando morir. Pero esta opción no era factible ya que a pesar de todo el dolor, mi corazón está lleno de Sebastián y él es todo amor y felicidad. Con todo mi ser lleno de Sebastián no hay lugar para malos sentimientos. La otra era tomar la mejor actitud posible, tratar de seguir adelante, vivir bien, plena y tranquilamente, luchar por ser feliz para que el día que me llegara la hora pudiera irme en paz con todos y derechito a ese lugar maravilloso en donde Sebastián va a estar esperando por mí.. 
Entonces pedí papel y lapicero y empecé a escribir….

“Mi muy amado Sebastián, hoy dejaste esta vida estando entre mis brazos… y aunque esto suene doloroso, doy gracias a Dios que así fue ya que puedes tener la plena seguridad de que estabas con la persona, que al igual que tu papá, más te quiso durante tu corta pero maravillosa vida.  Digo “maravillosa” porque aunque aparentemente fue una vida llena de sufrimiento tanto para ti como para nosotros, hoy, a esta hora, te puedo decir con toda sinceridad y desde el fondo de mi corazón que tu llegada a nuestra vida ha sido lo más maravilloso y especial que nos ha pasado, llenaste todo nuestro ser con muchísima felicidad, mi corazón se siente lleno de amor, de amor por ti, y cada segundo de vida compartido fue tiempo valiosísimo que compensa todo el dolor de que te hayas ido… estoy segura de que tu también fuiste feliz porque aunque no entendías palabras, sentías el amor que te tenemos y sabías también que eras y siempre serás nuestro mas grande y preciado tesoro. 
Los momentos difíciles también están presentes, cada llanto de dolor era para mí como un cuchillo desgarrándome el corazón, hubiera dado mi vida por ti papito, hubiera dado lo que fuera por evitarte cualquier tipo de dolor, pero no pude… aunque si hice todo lo que pude  por hacértelo lo mas llevadero posible. Fuiste demasiado valiente, luchaste por tu vida hasta el final y yo te admiro y a la vez te agradezco por esto …
Cumpliste tu misión papito lindo, cambiaste mi vida y la forma de ver a ésta, hoy ya no siento la rabia ni la desesperación que sentí en el momento que nos dejaste, no, al contrario, me siento tan pero tan llena de amor, de ternura, de todos los mas lindos y buenos sentimientos que una persona puede sentir, y esto es gracias a ti, me siento llena de ti…
La tristeza esta presente, tal vez es el precio de tan valiosa experiencia, pero como te repito, estoy casi convencida de que tu misión en esta vida, aparte de hacernos inmensamente felices, era el hacerme más fuerte, porque sabías que soy demasiado débil, sabías que vivo con miedo a todo, miedo al que dirán, miedo al que va a pasar, a lo que “puede” pasar, miedo al futuro, miedo incluso al presente.. y tu querías que yo aprendiera a valorar, respetar y aceptar las cosas de la vida, el destino sobre el cual no tenemos control. Hoy Sebastián, no tengo más miedo, lo peor que pudo haberme pasado, ya pasó y lo más maravilloso es que toda esta difícil y dolorosa experiencia es al mismo tiempo, como te explicaba antes,  la mas hermosa vivida ya que nos queda el más dulce recuerdo de tu paso por nuestras vidas, tu carita, tus manitas, todos tus gestos, tu olor, todo lo que despertaste en nosotros, todo tu papito..  vale más que todo el dolor, si.. todo el dolor que hoy siento valió la pena el haberte conocido, el haber tenido la oportunidad  y la dicha de tenerte entre mis brazos, de darte miles y millones de besitos, de repetirte una y otra vez  cuanto te quise, cuanto te quiero y lo feliz que me haces. Gracias mi Sebastián precioso,  me siento inmensamente bendecida porque eres alguien sumamente especial, tanto que no eras para este mundo terrenal, ahora lo comprendo, eras en realidad un angelito enviado por Dios con una misión para mí, para nosotros. 
No está de más, mi amor, recordarte, porque se que en varias ocasiones te lo dije, que te esperaba desde antes que siquiera fueras concebido, que te soñaba sin conocerte, que el día en que naciste fui la persona mas feliz sobre la tierra, que me siento orgullosísima de ti y de todas las batallas que libraste y la forma en que lo hiciste.
Hoy te prometo que tu vida y tu muerte no serán en vano, te prometo que voy a cambiar, me inspiraste para ser una mejor persona y voy a ayudar a cuantos pueda  por ti y en tu nombre y recuerdo. Gracias mi amor lindo, gracias por dejarnos conocerte y disfrutarte mientras se pudo, perdónanos todo el dolor que no te pudimos evitar, pero sabe por favor que nuestra única intención y mas grande deseo era poder alargar tu vida junto a nosotros cuando todavía no sabíamos que solo venías de paso con una misión y mucho amor para nosotros. 
Prometemos mantenernos unidos como familia, también en tu nombre mi angelito y te juramos que jamás te olvidaremos, al contrario cada día estarás presente en todo porque sabemos que aunque físicamente ya no estés con nosotros, tu espíritu vuela a nuestro alrededor en la forma de un angelito sonriéndonos, cuidándonos, acompañándonos siempre con tus dos alitas moviéndose detrás de ti… 
Fuiste y serás siempre inmensamente querido por todos, deseado, esperado y ahora extrañado por todos nosotros, pero la huella que dejaste dentro de nosotros, es por lo menos para mi, lo mas bello que he tenido. Te quiero muchísimo, te amo, te adoro con todito mi ser y mi corazón, gracias mi nene lindo, gracias por haber existido. Tu papá también te re adora, tu abuelita, tus tíos y bueno… tu sabes mejor que yo todo lo que sienten por tí, porque siendo un angelito todo lo sabes, todo lo conoces… Miles de besos eternamente papito lindo de mi corazón, Hasta que nos volvamos a encontrar…. Tu mamá “  

Y así fue como me despedí de Sebastián y sé que él se fue en paz. No digo que después de esto todo fue fácil, al contrario, nada es fácil, y a veces siento que no tengo fuerzas y que no puedo más, pero como en cualquier recuperación, intento tomar la vida “día a día”, “paso a paso”.  Ahora a mi me queda cumplir mis promesas, promesas hechas por amor a un ser hermoso y parte de esas promesas son estas líneas que hoy escribo,  con la intención de ayudar a sanar. Una tía mía muy querida me dijo hace muchos años: “Para poder ayudar a los demás de primero tienes que estar bien tú” . Quiero estar mejor, por Sebastián antes que todo, sé que es lo que él quiere, por mi familia y para poder ayudar a quienes necesiten ser ayudados y a quienes en mi experiencia encuentren consuelo, o simplemente sepan que no están solos y que la vida a pesar de todo sigue siendo hermosa, continúa… y nosotros continuamos con ella.

2 comentarios:

  1. Felicitaciones, que bellas palabras de amor por tu hijo anita. un abrazo. Rosy

    ResponderEliminar
  2. amiga, estas palabras tan lindas las recuerdo la primera vez que las lei se me llenaron mis ojos de lagrima me imaginaba en esos minutos, me sacas las palabras de mi alma.
    te adoro amiguita

    ResponderEliminar

Gracias por tu comentario! :)