jueves, 19 de agosto de 2010

No se debe juzgar lo que no se conoce.

La semana pasada fui a visitar a una amiga muy querida a quien no puedo ver muy seguido, pero a quien quiero mucho. Hablamos de todo un poco, porque eso es lo que uno hace cuando no se tiene mucho tiempo, pero si mucho que decir. Por esa conversación y por las últimas noticias que les traigo, creo que hoy empezaré esta entrada diciendo que me siento avergonzada, arrepentida y que pido perdón de corazón por todas las veces que, como muchos, he juzgado, o he asumido cosas, basándome únicamente en cómo yo las percibo, también me he dejado influencia por lo que “terceros” piensan, opinan o dicen sin saber o conocer la historia verdadera, el sentir de los implicados, ni mucho menos sus razones, etc. Claro, nunca he juzgado ni juzgaría situaciones tan delicadas como esta que hoy les vengo a contar, pero de todo hay en esta vida amigos. Como sea…nunca más lo volveré a hacer.

El día que enterramos a Sebastián, el sol brillaba hermoso, el aire tenía un aroma tibia a tierra fresca y húmeda, los pajaritos cantaban, las nubes parecían bolitas de algodón y estaban tan cerca que daba la impresión, que si uno estiraba su brazo, podría tocarlas. Era un día hermoso. Me acuerdo que me sentí molesta y pensé: Qué ironía! cómo es posible que cuando mi corazón más triste está, el día esté tan feliz?!?

Mis recuerdos de ese día son vagos… parecía que flotaba a través de las callecitas angostas del cementerio mientras cargaba junto con Fernando esa cajita blanca, donde iba el más grande amor de mi vida. No recuerdo exactamente que dijeron las personas que dijeron algo, Fernando habló de lo especial que era Sebastián y de cómo había venido a cambiar nuestras vidas, entonces cuando se entrecortó la voz... de repente empezó a decir una oración que nos enseñaron de pequeños en el grupo de boys scout (si, desde ese entonces nos conocemos, hace …18, 20 años? ya ni sé…) – “Señor, enséñame a ser generoso, a servirte como lo mereces, a dar sin medida, a combatir sin miedo a que me hieran, a trabajar sin descanso y a no buscar más recompensa, que saber que hago tu voluntad. Amén”- pobre Fernando, no puedo imaginarme en qué estado emocional se encontraba para haber buscado entre sus recuerdos esta oración que nada tiene que ver con nuestro hijo, pero al mismo tiempo tiene todo que ver con él. Le agradezco tanto que haya dicho algo, yo por el contrario, no pude articular palabra alguna. Aún no estaba consciente de que mi hijito se había ido y de todo lo que esto representaba. Creo que ni hoy he llegado a ese nivel de conciencia.

Cuando todos se fueron, Fernando y yo nos quedamos sentados allí, por largo tiempo, no hablamos, pero tampoco lloramos. Yo pensaba en que mi hijo, el más grande amor de mi vida, mi bebé, se iba a quedar solo en ese lugar y de repente el día que tanto odié temprano en la mañana, empezó a reconfortarme y lo entendí: “Claro! Sebastián no se va a quedar aquí. El cielo está de fiesta, le están dando la bienvenida a mi angelito!” Qué maravilloso regalo! Me llenó de mucha paz y tranquilidad. Ese día todavía pudimos ir a la casa de mi abuelito porque era su cumpleaños. Sí, el día de su cumpleaños enterró a su primer bisnieto. Y es que Sebastián era nuestro primer hijo, el primer nieto de todos los abuelos, el primer sobrino de todos los tíos, el primer bisnieto de todos los bisabuelos. El número 1, como siempre le digo.

Mi Sebastián se fue hace exactamente 4 meses y 2 semanas. Lo tengo tan presente y es que dentro de mí hay un calendario interno en donde cada día que pasa marco una “x” de recuerdos sobre la herida de mi corazón, recordándome que los días pasan, pero el tiempo se detuvo el día que él dejo de respirar. Hago mi mejor esfuerzo por recordarme a diario que sigo viva y que la única manera de traerlo a él a la vida, es viviéndola yo misma.

Pocos conocen, saben y entienden de esta lucha interna. Solamente aquellos que lo han vivido en carne propia o los que verdaderamente nos quieren pueden entender lo que uno siente. Para mí y para mi familia, no es solamente la lucha normal, parte del difícil y lento proceso del “duelo” que tan importante es para todos, sino también la más difícil e injusta lucha por no caer ante todos los comentarios tan hirientes de esas personas que sin siquiera haber conocido a Sebastián, su historia, su lucha, y sin conocernos a nosotros, sin saber que vivimos, que sentimos, lo que sufrimos… nos juzgan! Quién les da el derecho de hacer esto? nos hacen ver y parecer como mentirosos, como personas tratando de hacer el mal! Por Dios que le pasa a este mundo?! Nuestro muy amado Sebastián se fue, que nadie puede ver nuestro dolor? Si bien es cierto que también estamos rodeados de personas maravillosas que nos apoyan de corazón, que nos llenan de amor, de buenas vibras y que gracias a Dios son las que nos ayudan a salir adelante. No falta esta gente malvada, porque eso es lo que son, que nos hieren y atacan sin saber cómo se dieron las cosas en verdad. Acaso a nadie le importa que a pesar de que Sebastián nació en perfectas condiciones, y que a causa de la incompetencia, falta de higiene y de ética de ciertas personas, además de la codicia e incluso de la avaricia de otras personas que estaban a cargo de las primeras, se le haya privado de la vida?! Y es que no hablo de errores humanos, porque esos todos los cometemos, y se perdonan, sino de hechos que conscientemente se cometieron con el único objetivo de no perder el “supuesto” prestigio.

A todas esas personas, que tanto nos lastiman, y que ni siquiera nos lo dicen en la cara, sino llaman anónimamente o les dicen a terceros. A todos ellos que nos llaman “mentirosos”, a los que dicen que queremos “desprestigiar” a los involucrados, a los que dicen que la denuncia se puso por “dinero” los invito a que se acerquen al Ministerio Público, el caso está abierto para todos. Que conozcan a Sebastián y la lucha tan admirable que llevó a cabo, que se enteren de que fue exactamente lo que pasó, que evalúen los hechos a través de las pruebas, que entonces determinen si hay necesidad de “desprestigiar” a alguien o si las cosas caen por su propio peso y ante todo que pregunten exactamente qué es lo que pedimos.

“Nunca pedimos, ni aceptamos una conciliación económica, no pretendemos perjudicar a nadie, no queremos mandar a nadie a la cárcel aunque se establezcan responsabilidades directas e indirectas sobre las personas involucradas. Lo único que buscamos es JUSITICIA, que se reconozca lo que pasó y que las cosas cambien, que se comprometan públicamente a hacer las cosas como se deben hacer! Una serie de condiciones que NUNCA nos van a devolver a Sebastián, pero que tal vez le puedan salvar la vida a su hijo, nieto, sobrino… a un bebé en su familia y cuando esto pase… espero entiendan que: no se debe juzgar lo que no se conoce

2 comentarios:

  1. hola ana, acabo de leer tu blog. ay diosito. me pongo a llorar... bueno chula, nos vemos muy muy pronto... ya estoy muy cerca. te mando todo mi corazon... muchos besitos

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  2. amiguita que dificil esta gente malvada como tu lo dices, mala de adentro... su dinero es tan importante que se sienten pasados a llevar cuando uno quiere una explicacion por un hecho terrible como la muerte de un hijo.

    amiga quienes conocemos sabemos, los que no, lamentable nosotras no le deseamos mal a nadie

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